Estos cuentecillos los contaba el tío Viga,
se llamaba Andrés que se casó con "la" Margarita de Driebes. Este hombre le
contaba los cuentos a mi abuelo Antero (1901) en Brea de Tajo cuando era chico.
El alicáncano
“Era un cura en aquella
época que había muchos piojos, y el cura estaba diciendo misa y le empezaron a
picar los piojos de la cabeza y levantando las manos en el altar cantó:
- Alicáncano que
picasteis
Cabeza de sacerdocio
Moriréis en la patena
Per cristum dominum
nostrum
(Y en la patena le aplastó
con la uña)”
“En aquellos entonces se
pasaba mucha hambre y mandó el cura a robar ovejas al sacristán y a los
monaguillos. Y llegó la hora de decir misa y no venían, no venían, no venían y
no le pudieron dar noticias de cómo les había ido el robo y resulta que estando
ya en misa les vio que aparecieron por el coro el sacristán y los monaguillos y
el cura en vez de decir “dominus vobiscum” dijo:
Los que fuistis y
vinistis
De la rapiña ¿Qué
trajisitis?
Y el sacristán, tocando
el órgano y todo le contestó:
Los que fuimos y vinimos
De la rapiña trajimos
Que salieron los
pastoráticos
Nos dieron cuatro
palíticos
Y nos quitaron la yegua
Fátima”.
Grullas vienen
"Estaban tres que tenían
sarna, y la sarna pica mucho y antes no
se cuidaba eso de la sarna, el que tenía se jorobaba con ella hasta que se le
quitaba, y uno la tenía en la frente, así en un lado de la frente; y otro la
tenía atrás en el cogote y el otro la tenía abajo delante en la garganta, y
entonces uno para rascarse con disimulo como si fuera que no le picaba dice:
- (echando la cabeza para
atrás y moviéndose) ¡grullas vienen!
El que le picaba en la
garganta, mirando hacia abajo dice:
- No las veo
Y el que lo tenía en la
frente, con la mano empezó a señalar diciendo:
-Mialas, mialás"