domingo, 3 de febrero de 2013

La princesa del guisante


Cristina de Brea nos cuenta este cuento que le contaban a ella cuando era pequeña (nació en 1948)



"Hace muchos años había un país donde había un rey, una reina y un príncipe heredero y buscaban una princesa para el heredero y poder así continuar con la dinastía del reino. Pusieron un bando en el que ponía que todas las mozas casaderas se podían presentar en el palacio y así ver quién podría ser la princesa.
Se presentó la primera al puesto de princesa y le dijeron:
- Pues bien, vamos a hacer una prueba para demostrar tu valía. A ver, cuéntanos qué sabes hacer.
-- Pues yo sé mandar coser, se mandar hilar, se mandar hacer.
- Ah, muy bien. Vamos a ver si pasas la prueba.
Legó la noche y la hora de dormir. Prepararon la cama a la futura princesa con veinte colchones y un guisante debajo del colchón inferior de la montaña. Y a la mañana siguiente le preguntaron qué tal había dormido y ella contestó:
- He dormido muy bien, perfectamente.
-- Pues lo sentimos mucho pero no sirves para princesa y casarte con el príncipe.
Así que la chica se marchó llorando y desconsolada. Al poco tiempo pasó otra y de nuevo le preguntaron qué sabía hacer:
- A mí me han educado para ser princesa. Sé cantar, sé tocar el laúd, sé bailar en la corte y sé dirigir una casa.
De nuevo le hicieron pasar la prueba de los veinte colchones y al día siguiente le preguntaron que qué tal había dormido y ella contestó:
- Fenomenal, en una cama tan blandita ¡con veinte colchones no se puede dormir mal!
Pero de nuevo la rechazaron. Y así fueron pasando jóvenes hasta que llegó una un día que a la pregunta de qué sabes hacer contestó:
- A mí mi madre me ha enseñado a barrer, a fregar, a tener contento a mi padre, a querer a los demás.
-- Bien pues te tienes que acostar en la cama de los veinte colchones.
A la mañana siguiente cuando se levantaron le preguntaron que qué tal había dormido
- Mira, la cama fabulosa, las sábanas suaves, la almohada de plumas en la que recostabas la cabeza y era como una caricia, pero había un bultito una cosita en el colchón, que no sabría decir qué era, pero no me ha dejado dormir en toda la noche.
Entonces la reina dijo:
-Tú vas a ser la princesa que más le conviene a nuestro hijo, porque eres sensible a cualquier cosa.
Y entonces le descubrieron a la princesa el guisante que había debajo de los colchones, se casó con el príncipe y fueron felices y comieron perdices".

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