La abuela de Magdalena (Arbancón, Guadalajara), cuando hacía una hebra muy larga (que se solía hacer para no tener que andar enhebrando a cada poco) le decía:
"La hebra de Marimoco, que cosió siete camisas y le sobró un poco".
Nos cuenta Paloma que cuando estabas enhebrando solía decirse:
"Apunta y no metas que soy tu tía."
Oti nos dice que cuando alguna mujer te caía mal los niños y niñas le decían:
"¡Madre cochina del hilo verde!"
También Oti nos cuenta esta expresión que se decía cuando por la noche te metías en la cama y ésta estaba sin hacer (quizás porque no había habido tiempo o ganas):
"Cuerpo triste, que por donde entraste, saliste."
Carmen nos cuenta que cuando llegabas tarde te decían:
"¡Con quién te habrás encontrado!, seguro que con una zarza que tiene unos pinchos bien largos y hasta que te has podido desenganchar..."
Oti nos dijo esta pequeña retahíla para burlarse de la gente:
"-¡Tía fulanita!
--¿Quién?
-¡Que levante el culo y lo ponga bien!"
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