En Brea de Tajo, Juliana era la gran contadora de cuentos y cuando llegaban las noches de "agosto frío en rostro" juntaba a todos los chicos del barrio y sentados en la chimenea contaba los cuentos allá por los años 50. Cristina una de las niñas que escuchaban intenta reproducirlos.
"Había una vez, hace mucho tiempo, un niño tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño que le llamaban Garbancito. Un día estaba su padre que se iba al campo y dijo:
-Bueno mujer, luego me
llevas la merienda, que me voy deprisa que tengo que cavar unos olivos.
Llegó la hora de llevarle
la merienda y le dijo la madre a Garbancito:
- Garbancito tienes que
portarte bien que me voy a llevarle la merienda a papá.
Pero Garbancito dijo:
- Mamá yo quiero ir, yo
quiero ir, quiero llevarla yo.
-- Pero no puedes ir,
porque eres muy pequeño ¿no ves que te puede pasar cualquier cosa? Cuando comas
más y seas más grande.
- Yo quiero ir, yo quiero
ir.
Al final la madre de ver
a Garbancito tan empeñado accedió a dejarle ir y le dijo:
- Mira, ve por el camino
cantando para que si alguien no te ve te pueda sentir cantar y no te pisen.
Le puso la madre la
comida en una cesta y se fue corriendo cantando a llevar la merienda a su
padre:
- Pachín, pachón, pachán,
mucho cuidado con lo que hacéis
Pachín, pachón, pachán, a
Garbancito no piséis.
Según iba por el camino
vino una nube, tapó el sol y empezó a llover y Garbancito mojándose decidió
meterse en un campo de coles que había allí porque como era tan pequeño con las
hojas de las coles se podría tapar. Se metió allí y seguía lloviendo, seguía
lloviendo. Tanto aburrimiento le entró que se quedó dormido. No se dio cuenta
de que salía el sol y se iban las nubes y el tiempo ya estaba bueno. Llegó una
vaca pastando y se comió la col y a Garbancito que estaba debajo también se lo
comió. Llegó la hora de la comida y el padre se quedó sin comer porque
Garbancito no llegó, así que el padre cuando llegó a la casa por la tarde
estaba bastante enfadado:
- ¿qué habéis hecho que
no me habéis llevado la comida?
-- ¿cómo que no? Si te la
ha llevado Garbancito
- Allí no ha ido Garbancito
ni nadie a llevarme la comida, así que hoy estoy sin comer.
-- ¡Ay Dios mío! Esto es
que este chico se ha perdido o le ha pisado alguien ¿qué habrá pasado?
Así que se fueron a
buscarle por el campo:
- Garbancito ¿dónde
estás?
Y Garbancito que se había
despertado dentro de la tripa del buey al oírles respondía:
- Aquí, En la tripa del
buey
Pero sus padres no lo
oían, así que continuaron con la búsqueda:
- Garbancito ¿dónde
estás?
- aquí en la tripa del
buey
De repente le oyeron
porque estaban más cerca del buey y pensaron en cómo sacar a Garbancito de la
tripa del buey y se les ocurrió esto: fueron a la casa a por los fuelles de la
lumbre, se los pusieron en el culo y empezaron a soplar: flu, flu, el buey se
fue inflando, inflando hasta que explotó. Salió Garbancito y se fueron a su
casa, fueron felices y comieron perdices y a mí no me dieron porque no estaba
allí."
Recuerdo que mi tia me contaba este cuento casi siempre que estaba enferma (que de pequeña era muy amenudo). La versión era en valenciano claro, pero me trae muchos recuerdos. La frase: "En la panxa del bou! que ni neva ni fa sol" Me trae muchos recuerdos y siempre la recordará a ella contándome este cuento y otros muchos.
ResponderEliminarGracias por hacernos recordar estos cuentos de tradición oral, estas historias de siempre.