miércoles, 20 de febrero de 2013

Los siete cabritillos


Versión que me contaba mi madre Cristina cuando era pequeña, y que aún hoy cuando me lo cuenta me inquieto por el lobo, los cabritos, el pan y hasta por el molinero.


"Había una vez una madre cabra que tenía siete cabritos, y un día les dijo:
-Venid hijos míos que tengo que mandaros un recado, que yo me tengo que ir a hacer el pan.
Vinieron los siete cabritos, se pusieron alrededor de ella y les dijo:
-Mira yo me tengo que ir a hacer el pan, pero si viene alguien llamando, ¡no le abráis! Porque puede ser el lobo y os puede comer.
Entonces los cabritos dijeron:
-No mamá, no abrimos a nadie. Ya verás cómo no, ya verás como no abrimos a nadie.
Se fue la cabra a hacer el pan, al horno, y de pronto, el lobo que estaba al acecho de cuándo se iba la cabra, llegó llamando:
Pum, Pum, Pum.
-¿Quién es? –dijeron los cabritos.
Y dijo el lobo: -Soy vuestra madre, abrid hijos míos que soy vuestra madre.
Y dicen los cabritos: -No, no, nuestra mamá tiene la voz muy fina, y tú la tienes muy ronca.
El lobo, todo enfadado, se fue corriendo corriendo, y se fue a una huevería y se comió muchas docenas de huevos para que se le aclarase la voz. Y llegó otra vez a casa de los cabritos y dijo:
-Abrid hijos míos que soy vuestra madre.
Y los cabritos dijeron: -No, no, no eres nuestra mamá, porque hueles muy mal, y nuestra mamá huele muy bien.
Y el lobo todo enfadado:- Ahhhh, no me van a abrir la puerta…
Y se fue a una perfumería y dice: -Venga échame muchas colonias, que yo huela bien.
Y lo echaron mucha colonia, y se fue otra vez a la casa de los cabritos
-Pum, pum
-¿quién es?
-Abrid hijos míos, que soy vuestra mamá.
Y los cabritos, se juntaron para hablar y se preguntaban: -¿será nuestra mamá? Porque huele bien y ya no tiene la voz ronca, pues a lo mejor es nuestra mamá. Y dice uno de los cabritos: -pues vamos a decir que nos enseñe una patita, y si es blanca es nuestra mamá y si no, pues no es nuestra mamá.
-Pues enséñanos una patita.
Y por debajo de la puerta el lobo metió la pata.
- No, que la tienes muy negra, ¡y nuestra mamá la tiene blanca!
Y el lobo todo enfadado: -Ahhhhg, que no voy a podérmelos comer. Estos cabritos son muy listos. Y se fue al molinero y le dijo: -Venga échame aquí un montón de sacos de harina, que se me pongan las patas blancas.
Y se le pusieron las patas blancas y fue otra vez:
-Abrid hijos míos que soy vuestra mamá.
Y ya dijeron los cabritos: pues a lo mejor ya ha terminado nuestra mamá de hacer el pan, vamos a abrirla, y se pusieron a deliberar. ¿será nuestra mamá no será nuestra mamá?. Uno de ellos dice: yo creo que ya sí es nuestra mamá. Y “pimba” abrieron la puerta. ¡Ay, cuando vieron que era el lobo! ¡Madre mía qué susto! Uno se escondió detrás de la mesa; otro detrás de una silla; otro detrás de una puerta; otros se metieron detrás de la leña del fuego; y el más chiquitito se metió en la caja del reloj. Entonces el lobo los fue buscando, y uno a uno ¡Agghhum! Se los zámpaba; ¡Agghhum! Se los zámpaba; Pero al más chiquitito no le vio porque como estaba escondido en la caja del reloj, pues estaba por detrás y no le vio. Y ya se fue diciendo: Bahhh, que me he reído de ellos ¡cuándo venga su madre, vas a ver cómo se va a poner! Pero yo me he comido a los cabritos.
Y se fue corriendo, corriendo a echarse la siesta. Llegó debajo de un nogal y se tumbó a echarse la siesta. En esto que terminó la cabra de hacer el pan y se fue a ver a los cabritos y llegó y vio la puerta abierta:
-¡Ay, mis hijitos, mis hijitos, que se los ha comido el lobo! ¡Si les he dicho que no abrieran la puerta! ¡ay mis hijitos!
Y empezó a llorar. Entonces, el que estaba en la caja del reloj, ya la sintió que era su mamá, se asomó un poquito y vio que sí, que era su madre. Salió de un salto:
-Ay, mamá, que a los hermanitos se los ha comido el lobo. Estaban aquí y nos ha engañado, primero nos ha dicho que eras tú y luego resulta que no era, se ha echado harina y colonia y nos ha engañado. ¿y qué vamos a hacer?
Dijo la madre:- Pues vamos a buscar a ver a dónde está. Porque seguro que como ha comido tanto, tiene ganas de dormir la siesta. Vamos a buscarle.
Y se fueron a buscarle, y le vieron debajo del nogal que había muy grande, muy grande. Y dice la mamá: -Vamos a casa que vamos a hacer una cosa.
Cogieron unas tijeras, cogieron una aguja y mucho hilo. Y entonces cogieron las tijeras y según estaba el lobo durmiendo, porque tenía tanto sueño después de comerse tantos cabritos y estaba tan pesaroso de todo lo que había comido, como cuando comemos nosotros mucho, que nos ponemos así tan pesaos, pues así, que en vez de irse a dar un paseo se echó la siesta; la cabra cogió las tijeras y ras, ras, ras, ras, le abrieron las tripas, y le mandó al otro cabrito que trajera todas las piedras grandes que encontrase por allí, y el cabrito se las fue trayendo mientras ella abría la tripa del lobo y salían todos los cabritos, contentos y felices, y la madre dijo: - shiiii, no hagáis ruido, no chilléis para que no se despierte el lobo.
Y todas las piedras que fueron recogiendo cada uno, que ya fueron los otros cabritos a recoger piedras, se las metieron al lobo en la tripa, y le cosieron la tripa con el hilo para que no se le salieran las piedras, y ellos corriendo se fueron a su casa. Y el lobo ¿qué hizo cuando se despertó de la siesta? Se despertó y dice: -oh, qué pesadez de tripa tengo, estos cabritos, no me están dejando hacer la digestión, voy a beber agua al río, que tengo mucha sed.
Y como llevaba las piedras en la tripa, fue a agacharse a beber agua al río; las piedras se le amontonaron hacia delante y se cayó al río y se ahogó. Y los cabritos vivieron felices con su mamá y comieron… hierba, porque perdices ¡no! Y pan del que había hecho la cabra. Y colorín colorado este cuento se ha terminado."

1 comentario:

  1. Esta genial con audio !!!!me ha gustado mucho escuchar el cuento!!!


    Dina :)

    ResponderEliminar